ÍNDICE: http://fundaciontrevisi.blogspot.com.es/

domingo, 20 de mayo de 2012

La España del 2003

ÍNDICE GENERAL de "EL CULTURAL"







 La España del 2003, ya radicado.
por Carlos A. Trevisi
(2003)
La sociedad española.
La educación
La información
La seguridad
La justicia
La salud
La Iglesia
Los municipios

 
La sociedad española.

Es muy difícil hablar de la sociedad española. España se nutre de una gran variedad de grupos humanos todos ellos con características más o menos particulares que les son propias. El catalán no tiene nada que ver con el andaluz ni con el castellano. El hombre del levante es un extranjero en Madrid. El gallego, más versátil, se acomoda en todas partes. De todas las ciudades, acaso la más ecléctica respecto de sus gentes sea Madrid, una ciudad aluvional donde cabe todo el mundo. Estas diferencias, no obstante, de ningún modo son indicativas de que en cada región sea fácil el encuentro de unos con otros: si algo caracteriza al español es su individualismo y las dificultades que tiene para la convivencia.

La sociedad española, en general, es atrasada. El aislamiento al que Franco la sometió durante 40 años no le ha permitido “agiornarse”; sólo unos pocos ven el mundo y se ven en el mundo. La mayoría sigue atada a viejos prejuicios que se manifiestan abiertamente cuando, por ejemplo se toca el tema de la inmigración: muchos se dicen racistas sin ningún pudor.

No siendo aquellos que se mueven en los niveles medios y altos de las grandes empresas, el hombre común disfruta de la abundancia que reina por doquier pero no asume las posibilidades que le brinda un país que, sin duda alguna, está incorporado definitivamente al primer mundo. No es afecto a la lectura; las nuevas tecnologías no despiertan su interés (España es el país de la U.E. con menor cantidad de usuarios de Internet -18.6 %- ), aunque los teléfonos móviles ha llegado en apenas 12 años al 53% de los hogares; el teatro, otrora cuna de inquietudes y de excelentes dramaturgos y actores, ya no interesa. Las cifras son escalofriantes. La SGAE ratifica con estadísticas las causas que pueden provocar ese abandono en un informe sobre "Hábitos de consumo cultural": La mitad de los españoles no ha leído un libro ni tiene intenciones de hacerlo y más de la mitad de los hombres son analfabetos funcionales.

“Se leen poquísimos periódicos “ comprueba Vicens (El País). Mientras en el resto de Europa el porcentaje de lectores de diarios es del 52,8 %, en España sólo lee el 35,9 % de la población. Navarra y País Vasco son las comunidades más lectoras (57 y 56 % respectivamente). En Cuenca sólo lee el periódico el 13,3 % de la población.

La familia española no es afecta a recibir en su casa. Los cumpleaños, comuniones y demás fechas relevantes se celebran en bares o restaurantes. La mujer sigue siendo de segunda. El hombre la tiene como una posesión. Es de inusitada frecuencia su muerte a cuchilladas por acción de los maridos (al 20 de enero –a sólo 20 días de comenzado el año 2003- 8 mujeres habían sido asesinadas por sus maridos). Los matrimonios no tienen hijos –la natalidad es menor a un hijo por pareja- y, cuando los tienen, los hombres excepcionalmente se ocupan de ellos. La tasa de nacimientos la soporta la población inmigrada.

El español, en general, no ha perdido su malquiste con los franceses, a los que llama, despectivamente, “gabachos”. No tiene ninguna simpatía por los norteamericanos; para los españoles Italia no existe y cuando la ”reconocen” es para mal; Portugal es un país de segunda al que se viaja para comprar barato (aunque ya no tanto); Alemania es respetada –pese a que buena parte de la emigración española se dirigió a Alemania, donde, al igual que en Bélgica, era despreciada.
 
El español medio no tiene incorporadas a las universidades –de excelente nivel- como parte de su vida cultural. Es el lugar donde se estudia para recibirse de algo y conseguir trabajo.

Existe en España un oligarquía decadente que brinda las navidades con el Corte Inglés. Se trata de aquellos que han sabido aprovechar el momento de expansión del desarrollo español haciéndose con mucho dinero. Es una burguesía inculta, atropelladora, que ha ido quedando desfasada con el transcurso del tiempo.

A la par, otras gentes de su generación, viejos luchadores por las libertades que conculcó el franquismo, lejos del bienestar y abundancia de que gozan los primeros, viven una vejez segura aunque no exenta de intranquilidades.

La longevidad de los españoles es tal, que buena parte de esta generación (de 50-a 60 años) tiene a sus padres vivos. Se trata de ancianos que rondan los 85  (muchos llegan a los 90 y 100 años) y están internados en geriátricos –residencias, se llaman en España- donde gozan de esmerada atención aunque padecen una gran soledad. Salvo excepciones, no reciben regularmente la visita de sus hijos y son prácticamente unos desconocidos para sus nietos o biznietos. Corre un cuento que pinta de cuerpo entero la situación. Un anciano está camino del geriátrico, cuando su hijo nota que han olvidado una frazada para abrigar al viejo. El nieto, a quien se solicita que la vaya a buscar, vuelve sólo con media frazada. La otra mitad, dice a su padre, la ha guardado para abrigarlo a él cuando, ya de mayor, siga los pasos del abuelo.

Hay sólo en Madrid 45.000 ancianos en riesgo. Se trata de aquellos mayores de 65 años que viven solos y han perdido contacto –o no tienen- familia. Al 8 de enero ya habían fallecido 8 de ellos, abandonados a su suerte y encontrados fortuitamente por algún vecino que se acercó a su puerta para saber de él.

En lo político, a este segmento social, la democracia le ha permitido refugiar su franquismo en el Partido Popular sin riesgos (a sus hijos les interesa poco el quehacer político y no tienen participación. Sólo en el PSOE hay una juventud participativa independiente. Los jóvenes del Partido Popular son uno de los brazos políticos de los mayores).

Muchísima gente de esta misma edad, trabajadores en relación de dependencia toda su vida, han sido prejubilados, manteniendo su sueldo, que pagan las empresas, hasta que se jubilen. Tampoco se sienten muy bien éstos, que entran en las generales de la ley: depresiones, aburrimiento, envejecimiento prematuro, etc.

Sus hijos padecen también lo suyo. Al haberse abandonado todo interés por un saber epistemológico, los campos del conocimiento se circunscriben al quehacer profesional: el ingeniero es ingeniero, el médico es médico y el profesor de matemáticas es profesor de matemáticas. No les pidamos mucho más porque queda fuera de su área de intereses. El trabajo, difícil de conseguir y de mantener –se hacen contratos de tres meses que se renuevan hasta en tres oportunidades (a la cuarta a la calle: la ley establece que después de tres contratos no permanentes el siguiente tiene que serlo). España es el país de la Unión Europea que menos contratos permanentes registra. Esta inseguridad esclaviza al trabajador que, no obstante, tiene un seguro de desempleo que le garantiza, en caso de ser despedido, un porcentaje importante de su sueldo por un largo período de tiempo. Cierto es, igualmente, que la abundancia existente autoriza a un empleado de barrido y limpieza de un ayuntamiento de pueblo a tener su coche, su piso –en propiedad (aunque en este momento se ha disparado su precio) o en alquiler- y tener total y definitivamente cubiertas las necesidades de educación de sus hijos, libros incluidos. Se trata de personas dispuestas, no importando la clase social a la que pertenezcan, con gran soltura, que dominan su trabajo, al que, por otra parte, si se trata de la administración pública, sólo acceden por oposición.
 
La clase social media y media alta se ocupan poco de sus hijos –trabajando el matrimonio a tiempo completo, poco puede esperarse. La clase más baja, en la que la mujer todavía no se ha incorporado al quehacer laboral, está más en contacto con los chicos –sobre todo la madre que les da de comer y los lleva al colegio. Esto no obstante, poco sabe y puede hacer en otros ámbitos de la vida familiar –colaborar con su educación académica, por ejemplo- dado el complejo momento histórico que les toca vivir y su escasa preparación. Este estamento social es víctima de la más feroz ignorancia. Insumisa, como que ha accedido a un nivel de bienestar inimaginable, es capaz de los desaguisados más truculentos, especialmente las mujeres y en el ámbito de la escuela de sus hijos. Los hombres, que definitivamente no se ocupan de ellos, no intervienen para nada.

El hombre español es el “macho ibérico” que somete a la mujer, no se ocupa de los hijos y sólo se conforma con traer dinero para sostener el hogar. La mujer joven, avisada de lo que puede significar casarse, demora el trámite hasta bien entrada la treintena de años, y el nacimiento de su primer hijo -por lo general el único- hasta más allá de los 40.

Los hijos adolescentes pasan de sus padres, con los que no mantienen ningún tipo diálogo. Los abuelos, internados en los geriátricos, tampoco aportan la dosis de afecto y realismo que alertaría a los jóvenes de lo efímero que es serlo.

Vive España, en estos momentos, la plenitud de una política económica implementada a partir de una puesta en común donde han primado criteriosamente los intereses de su gente por encima de todas las cosas. La coyuntura –diciembre de 2002- acaso no sea la mejor y se avecinen momentos de alguna incertidumbre que ya comienzan a notarse. España ya no puede vivir al margen de una realidad mundial de profunda recesión en la que países como Alemania, la locomotora de la Unión Europea, lleva dos trimestres sin crecimiento. No obstante esto, las políticas que se implementan desde el Partido Popular, en el gobierno, no serían las más adecuadas para salir adelante. Una mayor flexibilidad en la aplicación de los principios que alientan su ideología neo-liberal atenuaría el descontento que comienza a notarse en la gente. La inflación que ronda el 4%, aún por debajo de los índices del año 90 (6% anual), trae a maltraer al gobierno. Habiendo inflación se disparan variables preocupantes que afectan la producción y la prestación de servicios. Este año de 2002 no ha sido nada favorable al Partido Popular que se ha visto sobrepasado en varias circunstancias. El “decretazo” por el cual se reformaba el subsidio del desempleo sin contar con el acuerdo de los sindicatos, trajo aparejada una huelga general y la instalación el P.P. bien a la derecha del espectro político, haciéndolo perder esa ubicación de centro derecha por la que tanto había luchado y, finalmente conseguido. Los conflictos con Marruecos, la boda principesca de la hija de Aznar, la nueva ley universitaria, la ley de calidad de la enseñanza –desaprobada unánimemente por el colectivo de educadores y de alumnos, los errores cometidos con motivo del desastre ecológico del “Prestige” y la ausencia de uno de los delfines de Aznar (para sucederle en la presidencia de España) cuando se votaron los presupuestos del país vasco, lo que trajo aparejado que aquellos fueran aprobados sin más trámite, reflejan una cierta impericia que con vistas a las elecciones generales del 2004 puede costarle el gobierno. Últimamente, con motivo de la adhesión del presidente Aznar a la política de Bush respecto de Irak –le ha prestado apoyo incondicional- se ha granjeado la antipatía del pueblo español que masivamente ha salido a las calles pidiendo un “no a la guerra” que está minando el crédito que le quedaba..

En pocas palabras, la placidez, la abundancia y la despreocupación que se vivían una década atrás se han ido perdiendo.
La educación

Decíamos en “la España de los 90” que se “han superado los planteamientos ideológicos en beneficio de una puesta en común pragmática que gatilla sobre la realidad universitaria : la investigación y desarrollo en todos los campos de la ciencias. No es tan así en este momento. El gobierno del Partido Popular ha reducido ostensiblemente el presupuesto para investigación y el número de becas. Más de un investigador de primer nivel ha emigrado a EEUU. Recientemente mil científicos se han movilizado porque Defensa se lleva la mayor parte del presupuesto de ciencia y tecnología. Ginés Morata, uno de los científicos mas prestigiados de España por sus trabajos de investigación sobre la mosca del vinagre, acaba de manifestar que “los científicos españoles nos sentimos como individuos a los que nadie presta atención”. Se ratifica este aserto con la actitud que ha adoptado el gobierno con motivo de la catástrofe del “Prestige”: no ha consultado para nada a la comunidad científica. Un documento salido a fines de enero de este año firmado por cientos de científicos así lo destaca, haciendo hincapié, además, en el hecho de que el desastre ecológico del vertido del fuel que sigue asolando las costas gallegas y hasta a Francia ha llegado, se debe a que se procedió exactamente como no se debía al alejar el barco siniestrado de la costa.

Un contacto frecuente con jóvenes universitarios ha hecho variar un tanto mi opinión respecto de sus capacidades. No son especialmente amplios en sus saberes. Más bien se limitan a la carrera. Tampoco se nota en ellos gran serenidad: son ambiciosos y su afán por el éxito los precipita en una lucha sin cuartel. Sin duda se debe a los cambios económico-sociales que se han producido en España, producto de políticas de adhesión incondicional a la globalización. La lucha por la vida se ha hecho muy dura: contratos temporales basura –España es el país de la U.E. que menos contratos indefinidos ofrece a las fuerzas del trabajo- una explosión consumista y mil circunstancias más han contribuido a que esto suceda. Con todo, aunque mi conocimiento de otros jóvenes universitarios del resto de Europa es escaso, me atrevería a decir que es un problema generalizado que deviene de un mundo que ha caído en la especialización y en la pérdida de humanismo que caracteriza el nuevo estado de cosas impuesto por la globalización.

Como quedó dicho “ut supra” las circunstancias los han llevado a un reduccionismo que ha prácticamente terminado con esas calidades que se veían doce años atrás.

La escuela pública ha comenzado a claudicar. Invadida por inmigrantes, muchos de los cuales no saben hablar español, no da abasto. El problema aparentemente no tiene salida respecto de una calidad a la que se aspira pero que no podrá alcanzarse fácilmente. Si bien cualquier generalización es mala, me atrevería a afirmar que el maestro español no está enteramente capacitado para la función que cumple. El sólo hecho de que la educación primaria y secundaria española no contemplen la motivación como eficaz resorte para lograr despertar el interés de los niños y jóvenes, tampoco colabora. Si agregamos a esto el desinterés de los padres, poco se puede esperar.

La enseñanza privada no tiene obligación de incorporar a los hijos de inmigrantes, por lo cual queda exenta de los riesgos que corre la pública. Como suele suceder en todas partes, la oferta de la escuela privada, de pago y en algunos casos muy cara, aunque no necesariamente mejor , tiene la posibilidad de serlo y de hecho, sabiendo buscar y pudiendo pagar, se encuentra un excelente nivel.
La información.

Como quedó dicho, la sociedad no es especialmente afecta a la lectura de periódicos que, como sucede en todas partes, son parte de “holdings” empresarios que sostienen empresas afines y responden a sus propios intereses. “El País”, de izquierdas –reniego de la terminología “izquierda” y “derecha”, pero en España se sigue utilizando- pertenece al grupo Prisa; el “ABC”, de derechas acaba de ser comprado por un grupo vasco. Existen otros periódicos nacionales (“La Vanguardia”, de Cataluña, “La Razón” y “El mundo”, de derechas) amén de provinciales y hasta locales –muchos de ellos de distribución gratuita. Como dijimos en “La España de los 90”, todos ellos de excelente calidad técnica. Los telediarios -noticiarios de la televisión- cubren la dosis de información que “alcanza y sobra para vivir”. Se piensa en el periódico como el medio informativo que está siendo reemplazado por la televisión y nunca por sus comentarios editoriales, verdaderamente de primera, cualquiera sea la orientación del periódico. Capmani, en el ABC –ultraderecha regalista el hombre- o los jugosísimos artículos que provienen de pensadores de todas partes del mundo –Stiglitz, Vargas Llosa, Chomski, Sontag, Said, John Le Carré, entre muchísimos otros- o españoles, como Felipe González, Cebrián, Estefanía, o el director de “L e Monde Diplomatique”, Josep Ramoneda.

La televisión española no puede ser peor, aunque cuando se lo propone rompe – y en un gran nivel- con la fatalidad para la cual parece haber nacido: embrutecer a la gente. Los programas pasatistas no tienen remedio; no merecen el comentario. Tiene, como se ha dicho, sin embargo programas de divulgación, maquetados por actividades –por ejemplo “Hospital central”, donde se ve la actividad de la sala de urgencias con verdadero realismo- de excelente nivel. Una producción que retrotrae al espectador a la España de los años 70, “Cuéntame”, tiene una calidad excepcional: veracidad histórica, excelente actuación, inmejorable dirección, en fin, de primera. Una de las característica de este medio es que dedica al fútbol una cantidad de tiempo agobiante para el que no es afín con este deporte (“rara avis”, es de confesarse). Hasta los telediarios reservan casi la mitad del tiempo de emisión al fútbol. No es ajena a este vicio la radio, que agrega programas con comentarios a toda hora.

La televisión no tiene en sus horas punta programas políticos con entrevistas, paneles o mesas redondas. No se puede destacar en este sentido a ningún periodista que se caracterice por llevar a delante esta actividad. No sucede lo mismo en la radio donde se destacan varios de ellos: Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo, por ejemplo. El periodismo político de Radio Nacional, La “UNO” es muy pobre y está “oficializado”. Existe “Radio Clásica”, también del estado (la “TRES”) de excelente calidad y la “CINCO”, Todo Noticias.

Si bien es de creer que gozan de total libertad en sus emisiones, hay circunstancias que llevan a dudar que así sea. Antena 3 (canal 3), privada, se ha volcado a favor del gobierno sin ninguna razón aparente que lo justifique. Antena 5 acaba de ser comprada por Berlusconi, el primer ministro italiano y si bien hasta el momento no se traduce en “acompañamientos” para con el gobierno, pueden saltar posicionamientos que no son de esperar de una antena tan libre como siempre fue la 5.
La política

Al español, en general, le interesa muy poco la política. Vive ajeno a los políticos y sólo se inmiscuye en críticas o comentarios cuando algún hecho conmueve a la opinión pública. El caso del “Prestige” ha sido muy movilizador a derecha e izquierda del espectro político. Por lo general todos coinciden en que el gobierno estuvo mal y que los socialistas se aprovechan del escándalo para sacar rédito electoral. Los atentados de la ETA son muy convocantes y no es difícil ver manifestaciones con cientos de miles de españoles que reniegan y denuestan la actividad subversiva. Los partidos políticos han dado muestras evidentes de acuerdos en respuesta a los atentados y en defensa de la democracia, lo cual halaga al sistema.

Desde el punto de vista de la política económica, España debe poner especial atención a la apertura de los mercados laborales de la Europa del este que, con un menor costo de mano de obra, se está llevando plantas de producción de coches, con lo que esto conlleva. No se vislumbra como gran riesgo, aunque el descontento social comienza a insinuarse, especialmente en los pueblos donde se levantan estas fuentes de trabajo, prácticamente ejes de las economías lugareñas. Recientemente, una multinacional que comprara una fábrica de galletitas, decidió cerrar una planta que no servía a sus intereses y provocó gran alarma en el lugar: prácticamente todo el pueblo vivía de esa fábrica.

Aznar, actual eje de la derecha española, se comporta como un verdadero conservador. Aparca los principios cuando las circunstancias lo requieren y se vale de la política menuda para ganar votos. Alineado con Bush, no ha dudado en escindirse de la vieja Europa en un proyecto que, a la luz de los acontecimientos, va a dejar mal parada a España respecto de sus socios europeos. La inflación, en los primeros meses del año, ha superado casi en el doble a lo previsto por el gobierno, dato funesto, si los hay. Sin embargo, una propaganda en la televisión dice que el gobierno cumple con los jubilados actualizando sus pensiones como si se tratara de una concesión graciosa y no de lo que impone la ley. Por su parte los socialistas, con Rodríguez Zapatero a la cabeza, están articulando una forma de oposición distinta a la habitual: se remiten a los hechos y puntualizan los errores, exigen debate parlamentario –algo que elude el presidente Aznar cada vez que puede- y sin escandalizar van avanzando en las encuestas que los posicionan cada vez mejor en la opinión de la gente. En lo personal, en intención de voto, Rodríguez Zapatero está ubicado por encima de Aznar. Esto no obstante, no es garantía de que el socialismo pueda hacerse con el gobierno. De cualquier modo, en la Europa del Primer Mundo ya no priman las ideologías, prima el humanismo (algo de lo que necesitaría nutrirse la política de USA que se ha quedado pegada del neoliberalismo), y cualquiera sea el partido que llegue al gobierno, de derechas o de izquierdas, tendrá que contemplar esta vertiente. Así, los socialistas, de ganar las próximas elecciones, harán más hincapié en lo social, pero sin poder dejar de lado las exigencias del poder económico, con el que negociarán, aunque con menos contemplaciones que la derecha.
 
La seguridad

Cualquier conglomerado humano, sea de donde fuere y estuviera donde estuviere, tiene problemas de seguridad. Esto, no obstante, no significa que sea especialmente difícil controlar los excesos de los que por razones de marginalidad entran en el campo del delito. La relación entre desocupación laboral y delito, o entre inmigración y delito, pese a que se quiera insistir en que no es así, ofrece un flanco muy favorable para que se extienda la inseguridad. Si bien en este sentido habría que hablar del delito de las personas individuales, hay una delincuencia social que se asienta en la droga y en el terrorismo (no ya sólo el de ETA, sino la de los grupos islámicos que operan en España y en todo el mundo).

La droga está metida en todas partes gracias a una red de distribución poderosa que alimenta toda España. Buena parte de esa red se asienta, sobre todo, en los envíos que se hacen desde Colombia a colombianos radicados en Madrid, que la distribuyen.

Respecto del terrorismo se ha hecho carne en Europa que ya no cabe mirar para otro lado cuando, estando todos debajo del mismo paraguas, podemos caer víctimas de su accionar. Francia ha asumido, la primera, este compromiso, y presta gran colaboración con el estado español contra la ETA que ya se ha lanzado a actuar en ese país secuestrando a una jueza francesa. Así parecen haberlo entendido los restantes países de la Unión Europea respecto de ETA. Alemania acaba de deportar a un etarra que estaba repartiendo propaganda terrorista de ETA en una calle de importante ciudad alemana.

Respecto del terrorismo islámico, acaba de apresarse una banda en plena Barcelona que se había entrenado con Ben Laden y tenía en su poder todo lo necesario para actuar “per se” o prestando apoyo logístico fuera del país. No ha podido, sin embargo, establecerse con claridad su vinculación con el afgano, lo cual ha echado un cono de sombras sobre el gobierno de Aznar.

Los cuerpos de seguridad del país son eficientes, profesionales y de entera confianza. Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional ofrecen total garantía en sus procedimientos. Las policías locales, al igual que las anteriores aunque en el ámbito de los municipios, están en manos idóneas, honestas y prestas a cualquier servicio; no escatiman esfuerzos para hacerse presentes de inmediato en cualquier lugar en el que se las requiere. Todos los cuerpos de seguridad están bien equipados, son respetuosos del ciudadano pero inflexibles cuando hay que serlo. A diferencia de otros países, en España, la policía escucha al ciudadano, interpreta las circunstancias y procede en consecuencia. He notado, no obstante, que la Guardia Civil de Tránsito no siempre equipara al inmigrante marroquí con los demás habitantes de la península, sean nativos o no. Para con el marroquí no hay interpretación de la ley. Hay “dura lex sed lex”, ley pura y dura.

Últimamente, sin embargo, la policía ha actuado con mano demasiado dura con los manifestantes que se oponen a la guerra con Irak, lo cual ha devenido en un escándalo del que el Ministro del Interior se defiende achacando la represión a grupos violentos que aprovechan la libertad de que se dispone en España, etc. etc.
La justicia

La justicia es lenta, acaso como en cualquier lado. El vértigo en el que se ha precipitado el mundo, especialmente este primer Mundo, ha postergado en su accionar a todos los cuerpos deliberativos. La justicia no da abasto. Si bien hay un déficit de jueces en todo el país (el partido socialista se la pasa reprochando esto al gobierno), creo que poco más podría hacerse. Por un lado, el delito se multiplica y, por otro, el crecimiento económico que ha tenido el país, ha aumentado los conflictos que derivan de la expansión: laborales, de prestaciones, societarios, etc.

Los jueces no han escatimado valor al actuar contra ETA –el caso de Baltazar Garzón es conocido mundialmente- ni en actuar en contra de los mismos intereses del gobierno que, aún acatando sus resoluciones, no siempre respeta la dignidad de la justicia criticando públicamente más de una decisión judicial.

La salud

Es de las mejores del mundo. Esto no obstante, adolece de la falta del “médico de familia”, antigualla, si se quiere, pues a esta altura de la medicina no existe en ninguna parte. La alternativa es un médico de cabecera que mantiene una ficha personal de cada paciente en un sistema informático integrado. Dolencias, medicamentos, derivaciones a especialidades y demás constan en la ficha de referencia. Los servicios hospitalarios son de excepción. Existen hospitales regionales con la mayoría de los servicios. De no contar con alguno de ellos existen hospitales mayores a los que se deriva a los pacientes. Cada hospital registra al paciente en una ficha donde hace constar todo lo que allí se le ha hecho. Tales historias clínicas se derivan de hospital en hospital a requerimiento del servicio que la solicita. El sistema hace más hincapié en los recursos técnicos a los que apela, que a la naturaleza del paciente. El sistema no “ama” al paciente, pero lo cura. Suele suceder, pese a los méritos indudables que encierra la atención médica, que los españoles se quejen del servicio que presta, especialmente porque hay listas de espera para todo. Cierto es que las hay que en algunos casos llegan a meses. Sin embargo si el médico de cabecera establece una prioridad urgente, tales listas se saltean ante la emergencia. No es nada infrecuente que el hospital llame a la casa de los enfermos para avisarles que se les ha adelantado la fecha –basta a tales efectos que un paciente cualquiera haya desistido de concurrir para que el mismo servicio se ocupe de asignar ese lugar al siguiente en el listado.

El personal médico es altamente capacitado, lo mismo que enfermeros y auxiliares. La disposición que se muestra en urgencias es admirable. Los recursos y el material son modernos, actualizados y en perfecto estado de uso.

Los hospitales atienden a cualquiera que requiera de sus servicios, esté registrado en la Seguridad Social –ente que regula, entre otras cosas los servicios asistenciales médicos- o no. Primero cura y después pregunta. Cuando el paciente no pertenece a la Seguridad Social –aquél que no hace los aportes para disfrutar del servicio (los hay que sólo pertenecen a entidades privadas)- se les cobra por los servicios prestados (pagos que, por otra parte, pueden hacerse en cuotas). Cualquier inmigrante, esté regularizado o no, sea ciudadano de la Unión Europea, sudamericano sin papeles o subsahariano, puede disfrutar del servicio gratuitamente, pues no se le exige que pague. Basta con que esté empadronado y haya hecho el trámite de registrarse ante la Seguridad Social. Los medicamentos, que se compran con recetas de la Seguridad que extiende únicamente el médico de cabecera, gozan de tales descuentos que sólo se pagan monedas por ellos.

Los traslados son por cuenta de la Seguridad y no hay especulación alguna respecto de prioridades de ningún tipo, como no sean médicas. Las ambulancias están provistas de todo lo que es menester para solucionar hasta los problemas más difíciles.

En lo que se refiere al trato con el inmigrante –sobre todo marroquíes y del este de Europa- no hay ninguna prevención y disfrutan de las ventajas de los servicios a los que acuden sin ser discriminados en absoluto.
La Iglesia

La relación que mantiene la sociedad con la Iglesia es algo esquizofrénica. Nadie presta atención a los curas ni a las monjas. Los dejan hacer su vida, pero, aunque sin enfrentarlos, los critican abiertamente. Por lo general asocian la Iglesia con el régimen franquista y las prebendas de las que disfrutó entonces. Esto no obstante, no los priva de cumplir los sacramentos a todo lo alto. Un bautismo o un casamiento, por ejemplo, son para tirar la casa por la ventana; se visten con las mejores galas e invitan a la fiesta a todas las relaciones con las que se vinculan. Vale aclarar que esto es común a todas las clases sociales. Puede cambiar el boato, el templo o el cura, pero todos juegan a ser católicos en esos momentos.

En los pueblos, los colegios de monjas o de curas siguen teniendo matices diferenciados de las escuelas públicas: son un trampolín a las clases altas del lugar. Los habitués del templo –los que asisten a misa- no llegan al 12 % del total de la gente.

Como sucede en todas partes, la Iglesia ofrece un abanico de doctrinas que van desde el más conservador de los cardenales –Rouco, el Primado de la Iglesia Española lo es- hasta el cura más liberal. Estos, sin embargo no escandalizan. Los frailes agustinos, por ejemplo, son respetuosos de la jerarquía pero tienen un rango operativo que excede ampliamente las exigencias de un Papa al que le prestan respeto, pero nada más. No están apegados al templo sino a sus hermanos, sean católicos o no; ese “detalle” – que sean católicos- no cuenta.

La Iglesia no se inmiscuye en la vida política del país y sus rencillas con el gobierno se refieren a exigencias vinculadas con la educación, donde siguen preponderando. Estas rencillas tienen que ver con subvenciones para sus colegios, programas de estudio o el mantenimiento de catequistas en las escuelas públicas. Si bien existe la posibilidad de que los niños no estudien la religión católica –pueden elegir entre esta alternativa y una cátedra paralela donde se atacan contenidos de ética, convivencia democrática y demás- la mayoría, pese a lo dicho, elige religión.


Los municipios

La vida municipal es muy intensa. Existen alrededor de 9000 municipios en España, extendidos todo a lo largo y ancho de la península. Cada uno de ellos tiene un cuerpo deliberativo cuyo número de miembros varia según la cantidad de habitantes. Un pueblo como Guadarrama, que tiene alrededor de 10.000 habitantes tiene un cuerpo de 13 concejales de entre los cuales se elige al alcalde presidente.

Se asigna a los concejales la responsabilidad ejecutiva de las necesidades del pueblo, de modo tal que el cuerpo ejecutivo que presta apoyo al alcalde está en manos de los concejales que se especializan en este o aquel quehacer: urbanismo, asistencia social, etc. Es de destacar que existe una concejalía de educación que, si bien no tiene ingerencia en la parte académica de los colegios –reserva ésta que se hace el Ministerio de Educación- asume la responsabilidad del mantenimiento del edificio de la escuela o escuelas públicas de su jurisdicción, amén de otro tipo de apoyos, como por ejemplo el nombramiento de intérpretes de diferentes idiomas para facilitar la integración de extranjeros. En el caso de Guadarrama, el municipio mantiene una escuela para adultos que aborda no sólo titulaciones sino también la enseñanza del español a los extranjeros.

El vecino puede hablar con el alcalde en el mismo acto que lo solicita, del mismo modo que con cualquier otro miembro del ejecutivo. Su presencia es altamente reconocida y respetada. Si bien no es frecuente la visita del vecindario a los plenos del gobierno municipal, éstos se hacen presente y tienen la oportunidad de hablar y expresar sus inquietudes. He asistido a varios plenos y me ha llamado la atención la seriedad y el respeto –sin hablar de la gran capacidad y experiencia que exhiben los voceros de los representantes del pueblo lugareño- con que se celebran estas reuniones.

Todo un ejemplo de democracia, facilitado sin duda por el conocimiento que se tiene de todo el mundo en estos pequeños pueblos. En este sentido debo destacar que un político en España, sea del partido que fuere, es un tipo de fuste, sobre todo en los puestos de mayor responsabilidad. Uno puede o no coincidir con Aznar o con Zapatero, pero es innegable que tienen capacidad sobrada para los cargos que ostentan o aspiran a obtener respectivamente.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario