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sábado, 2 de junio de 2012

ALGUNAS CONCLUSIONES (II)

ÍNDICE GENERAL de "EL CULTURAL"



Ricos, abundantes, escasos y pobres, por Carlos A. Trevisi.

Las instituciones

El hombre rico crea las instituciones.
El abundante usa las instituciones.
El hombre escaso no cree en las instituciones.
El pobre desgraciado es víctima de las instituciones.

Las organizaciones

El hombre rico crea organizaciones económico-financieras.
El abundante reniega de las organizaciones porque lo frenan.
El hombre escaso sabe que no le sirven.
El pobre desgraciado crea organizaciones barriales que lo entretienen.

La lucha

El hombre rico lucha para seguir siendo rico.
El abundante lucha para no perder abundancia.
El hombre escaso lucha porque sabe que no tiene nada garantizado.
El pobre desgraciado lucha para sobrevivir. La lucha para el pobre desgraciado es una forma de vida ineludible.

El compromiso

El rico está comprometido con su riqueza.
El abundante está comprometido con sus deudas.
El escaso está comprometido con su existencia.
El pobre desgraciado no tiene compromisos; su existencia no depende de su compromiso, depende de la dádiva.

La lectura

El rico lee; le da lustre.
El abundante no lee. ¿Para qué va a leer?
El escaso lee poco. Se entera por la televisión.
El pobre desgraciado no sabe leer.

La morada

El rico tiene un palacio.
El escaso aspira a una casa donde asentar su hogar.
El abundante tiene una casa pero no tiene hogar.
El pobre no tiene casa ni hogar.

Las cosas

El rico tiene cosas.
El abundante luce las cosas que tiene.
El escaso aprecia el valor de las cosas.
El pobre desgraciado no tiene cosas.

La civilización

El rico es civilizado.
El escaso resiente la civilización.
El abundante la disfruta.
El pobre desgraciado la padece.

Los padres
       
El rico agradece a sus viejos.
El escaso sostiene a sus viejos.
El abundante los mete en un geriátrico.
El pobre desgraciado los lleva con él.


El saber
        
El rico no aspira a saber, sólo a tener información
El escaso aspira a un saber epistemológico, pero no llega a nada.
El hombre abundante circunscribe sus saberes al quehacer profesional o laboral.
El pobre desgraciado está mal informado.

La educación

El rico manda a sus hijos a colegios que no contradigan su proyecto.
El abundante los deposita en una escuela para que “lo eduquen”. Su proyecto es el dinero.
El hombre escaso se ocupa de los estudios de sus hijos. Su proyecto es que el hijo lo supere.
El pobre desgraciado los lleva inútilmente a la escuela. Su proyecto no contempla hijos sabidos.

La universidad

El hombre rico confía en la enseñanza de la Universidad de Columbia.
El hombre abundante, en una enseñanza especializada.
El hombre escaso todavía cree en una educación en valores.
El pobre desgraciado cree que la educación es ir al colegio.

El escaso aspira a que sus hijos vayan a la universidad para mejorar socialmente.
El abundante cree que la universidad es el lugar donde se estudia para conseguir más cosas.
El pobre desgraciado no sabe qué es la universidad.

El orgullo

El rico no entiende de sumisiones.
El escaso es insumiso y escandaloso.
El abundante es sumiso hasta la vergüenza.
El pobre es servil.

La relación con los hijos

El rico les “dice” a sus hijos.
El escaso  habla con sus hijos.
El abundante da órdenes a sus hijos.
El pobre desgraciado reconoce a sus hijos.

El rico prepara a sus hijos para que lo sucedan.
El escaso aspira a llenar su vida con los hijos.
El abundante tiene hijos, pero llena su vida con cosas.
El pobre desgraciado tiene hijos para que lo sostengan de viejo.

El rico hace convencionales a sus hijos para que nada cambie.
El hombre escaso empuja a sus hijos a la acción para que todo cambie.
El abundante los hace quejosos pero convenvencionales para que acepten las cosas como son.
Los pobres desgraciados se imaginan el cambio, pero mueren sin lograrlo.

La política

El rico no es de derechas ni de izquierdas.
El hombre escaso es de izquierdas.
El abundante, de derechas.
El pobre desgraciado es del que más le promete.

El rico maneja la política.
El escaso quiere participar en política y sacar ventajas.
El abundante no actúa en política.
El pobre desgraciado cree en las promesas de los políticos.

El compromiso social

El rico se compromete socialmente armando fundaciones.
El escaso se compromete socialmente dando limosnas.
El abundante deposita en otros el compromiso social y juega su propio partido.
El pobre desgraciado es el destinatario de ricos y escasos.

Los afectos

El rico es distante con sus afectos.
El escaso es abarcativo de sus afectos.
El hombre abundante es indiferente.
El pobre (desgraciado) es errático en sus afectos pero quiere a sus hijos.

Las ideologías

El rico no tiene ideología.
El hombre escaso se aferra a su ideología.
El abundante es pragmático.
El pobre desgraciado tiene algunas ideas sueltas.

El tener

El hombre rico ambiciona seguir siendo rico.
El hombre escaso ambiciona estabilizarse económicamente.
El hombre abundante ambiciona acrecentar su patrimonio.
El pobre desgraciado aspira a tener comida todos los días.

Los valores

El rico declama los valores pero no los pone en acto.
El hombre abundante no los contempla como necesarios para su vida.
El hombre escaso sostiene valores.
El pobre desgraciado intuye los valores.

La información

El hombre escaso se informa bien.
El abundante se informa según le convenga.
El hombre rico vive informado.
El pobre desgraciado no está informado.

El ocio

El hombre rico emplea su ocio.
El hombre abundante negocia su ocio.
El hombre escaso no encuentra el ocio.
El pobre desgraciado no tiene ocio.

El matrimonio

El hombre escaso mata a la mujer.
El hombre abundante se divorcia.
El hombre rico la engaña.
El pobre desgraciado la entiende como fuerza laboral.

La esposa

La mujer del hombre rico es intrascendente.
La mujer del hombre abundante es idiota.
La mujer del hombre escaso es sensata.
La mujer del pobre desgraciado trabaja de sirvienta.

El marido

El marido de la mujer rica es intrascendente.
El marido de la mujer abundante es idiota.
El marido de la mujer escasa es sensato.
El marido de la pobre desgraciada trabaja de jornalero.

La corbata

El hombre rico se pone corbata.
El hombre abundante se pone corbata para asistir a reuniones de negocios.
El hombre escaso se pone corbata para conseguir empleo.
El pobre desgraciado no tiene corbata.

El salario

El hombre rico no tiene fin de mes.
El hombre abundante vive ansioso porque tiene que pagar sus créditos a fin de mes.
El hombre escaso vive ansioso por llegar a fin de mes.
El pobre desgraciado coincide con el rico: no tiene fin de mes.

La comida

El hombre rico come bien.
El hombre abundante come mucho.
El hombre escaso come.
El pobre desgraciado come salteado.

El cambio

El hombre escaso se identifica con los cambios.
El hombre abundante necesita que todo quede tal cual está.
El hombre rico no quiere el cambio.
El pobre desgraciado ansía el cambio.

La inflación

El hombre escaso necesita de la inflación para vivir.
Para el hombre abundante la inflación es una catástrofe.
Para el hombre rico es desestabilizadora.
Para el pobre desgraciado es una tragedia.

El empleo

El hombre escaso busca un empleo fijo.
El hombre abundante trabaja por su cuenta.
El hombre rico dispensa trabajo.
El pobre desgraciado no consigue trabajo.

Para el hombre escaso, ser funcionario es tocar el cielo con la mano.
Para el hombre abundante es despreciable.
Para el hombre rico es irrelevante.
Para el pobre desgraciado es imposible.

La droga

El hombre escaso piensa que la droga es un veneno.
El hombre abundante, piensa que “con probarla no pasa nada”.
El hombre rico piensa en sus hijos.
El pobre desgraciado hace de camello.

El terrorismo

El hombre escaso piensa que el terrorismo “por algo será”.
El hombre abundante piensa que “hay que matar a todos los terroristas”.
El hombre rico piensa que el terrorismo puede ser una oportunidad más.
El pobre desgraciado tiene otras preocupaciones.

Los pobres

El hombre escaso piensa que los pobres necesitan ayuda porque son víctimas del sistema.
El hombre abundante piensa que el pobre es pobre porque no tiene iniciativa.
El hombre rico piensa que el pobre es pobre porque siempre los ha habido.
El pobre desgraciado se sabe pobre.

La salud

El hombre escaso va al hospital.
El hombre abundante a una clínica privada.
El hombre rico al extranjero.
El pobre desgraciado se muere.

La inmigración

El hombre escaso es indiferente ante la inmigración.
El hombre abundante la repudia.
El hombre rico la ve como fuerza laboral.
El pobre desgraciado teme al inmigrante como fuerza laboral.

El dinero

El pobre desgraciado aspira a ser alcanzado.
El hombre escaso aspira a ser abundante.
El hombre abundante a ser rico.
El hombre rico aspira a ser un aristócrata.

La ley

El hombre escaso interpreta la ley.
El hombre abundante la aplica: “dura lex”.
El hombre rico la dicta.
El pobre desgraciado la padece.

Los juicios legales

El hombre escaso evita los juicios.
El hombre abundante los promueve.
El hombre rico los gana.
El pobre desgraciado va preso.

La represión

El hombre escaso repudia cualquier tipo de represión.
El hombre abundante la aplaude.
El hombre rico la ordena.
El pobre la padece.

El coraje

El hombre escaso es cobarde.
El hombre abundante negocia su valentía.
El hombre rico no necesita ser valiente.
El pobre desgraciado sabe cuándo ser cada cosa.

El aprender

El hombre escaso quiere aprender.
El hombre abundante cree que ya aprendió todo.
El hombre rico sigue aprendiendo.
El pobre desgraciado se pregunta qué tiene que aprender.

La religión

El hombre escaso no asiste a las ceremonias religiosas.
El hombre abundante sí, pero es como si no asistiera.
El hombre rico… el rico… asiste cuando se casa la hija.
El pobre desgraciado le hace preguntas a Dios.

La forma de ser

El hombre escaso es crítico.
El hombre abundante monológico.
El hombre rico sentencioso.
El pobre… pobre desgraciado, no entiende esas cosas.

El hombre rico no se pone en común.
El hombre abundante no entiende de puestas en común.
El hombre escaso se pone en común para sacar ventajas; luego traiciona la comunidad.
El pobre desgraciado se pone en común para sobrevivir.

El hombre rico tiene voluntad.
El hombre abundante tiene voluntad para lo que no la necesita.
El hombre escaso vive presionado por su voluntad.
El pobre desgraciado no asume su voluntad. ¿Total, para qué?

El hombre rico es categórico.
El abundante es inflexible.
El escaso negocia.
El pobre desgraciado acepta limosnas.

El pensar

El hombre rico piensa.
El hombre abundante es lineal para  pensar.
El hombre escaso piensa con turbulencias.
El pobre desgraciado no sabe pensar; actúa por reflejos.

La verdad

El hombre rico impone su verdad.
El abundante tiene razón; no le importa la verdad.
El escaso duda.
El pobre desgraciado se emborracha.

La libertad

El hombre rico se siente libre.
El hombre abundante no se cuestiona qué significa ser libre.
El hombre escaso quiere ser libre.
El pobre desgraciado no entiende eso de la libertad.


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