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jueves, 7 de junio de 2012

BAJEMOS A LA TRINCHERA, MAESTROS (I) Y (II)

ÍNDICE GENERAL de "EL CULTURAL"



Bajemos a la trinchera, maestros (I)
 por Carlos A. Trevisi

Hacer hablar a los niños favorece la participación, el diálogo, el aprender a escuchar, y permite al maestro tomar contacto con la realidad que anima sus vidas. Cualquier metodología holgaría si no lo entendiéramos así. La relación enseñar-aprender debe contemplar, necesariamente, las vivencias del grupo al frente del cual las circunstancias nos ponen. Así, en la impartición de los contenidos, el maestro pondrá en acto todo aquello que satisfaga las necesidades específicas de los chicos y su entorno. Para enseñar el contenido "la salud" el maestro podrá sugerir a sus alumnos que comenten cómo es la casa donde viven, qué alimentos ingieren, cómo los cocinan, si asisten al centro de salud regularmente, quién les aplica las vacunas, si practican deportes, cómo se llama su médico de cabecera, cómo son sus hábitos de higiene corporal, etc.

Si se tratara de un barrio marginal, acaso verifique que sus chicos comen casi únicamente hidratos de carbono, que no tienen agua corriente y en lugar de cloacas hay pozos ciegos; que algunos padres beben; que hay un importante índice de desocupación que ha invertido los roles (las madres salen a trabajar y los padres andan a la deriva)...

Entiende el maestro, entonces, que, prioritariamente, debe desarrollar temas tales como la ingestión de proteinas y la falta de agua corriente y de sistemas de drenaje. Lo demás lo excede. Él no puede conseguirle trabajo al padre ni evitar que beba, con todo que le es esencial saberlo.

El siguiente paso sería invitarlos a que salieran a la calle a "investigar". Algunos niños irán al centro de salud a averiguar porqué tienen que comer proteinas; otros saldrán en busca de material sobre la alimentación (folletos, videos, etc); un tercer grupo irá a un cibercafé a ver qué hay en Internet sobre la ali-mentación y un cuarto grupo visitará el ayuntamiento por el tema de las clocas. Más tarde , en clase, los niños transmitirán sus experiencias que, a no dudar, serán más anecdóticas que científicas.

El primer grupo dirá a todos los demás chicos que el médico les dio unos folletos y les advirtió que no sólo hay que comer hidratos de carbono y grasas sino también proteínas; les explicó qué son las proteinas y fue muy cordial.

El segúndo grupo expondrá que no encontró el vídeo, pero que una vecina les facilitó material sobre alimentación de su hija, que es nutricionista. El tercer grupo no pudo entrar en Internet porque no habían llevado dinero y les cobraban 600 pta. la hora. Finalmente, los que acudieron al ayuntamiento hablarán, con toda seguridad, de promesas y más promesas. Muchos chicos habrán hecho partícipe de su experiencia a la familia, con lo que esto significa respecto de su participación en el ámbito de la escuela y dirán que su madre, su abuelo o tía los ha conectado con éste o aquél.

Detengámosnos aquí.

Los chicos han penetrado varios planos de la realidad, no sólo el del conocimiento: han incursionado por el mundo de los mayores y descubierto que se les presta atención; han comprobado que tratándose de algo serio -su trabajo de investigación- hubo quienes salieron a su encuentro: el médico y el vecino de la hija nutricionista; también fue una experiencia edificante ratificar que hay gente que únicamente antepone su interés: el encargado del vídeo-club, al que ni siquiera nombraron, al igual que el dueño del cibercafé, que los puso de patitas en la calle porque no tenían dinero, o el político que se los quitó de encima con promesas.

Lo anecdótico -los comentarios que se suscitaron a partir de cada uno de los personajes que entrevistaron- le ha brindado al maestro una estupenda ocasión para adentrarse, incidentalmente, en el tema de los VALORES. El médico se mostró DIALOGAL, suspendió su actividad para darse unos minutos de OCIO que compartió con los niños, fue SOLIDARIO, fue CONSECUENTE... , al igual que el vecino, que se mostró COMPRENSIVO. El del café mostró ser AUTORITARIO, INFLEXIBLE, el del video-club EGOISTA por no mostrar ningún interés,  y el político NEGOCIOSO


El maestro puede ampliar la enumeración de valores felicitando a los chicos por su ESFUERZO, su AMPLITUD y APERTURA para trabajar en equipo, su AUTONOMÍA, su COOPERACION, su SOLIDARIDAD... y hacer extensivo el trabajo a un análisis de las personas con las que se vinculan a diario - el distribuidor de prensa, la cajera del supermercado, el concerje del colegio- y de ellos mismos o de algún familiar.

Ahora sí, "la salud" pura y dura. Libros, revistas, enciclopedias, Internet,  todo lo que tengamos a mano para que el chico estudie los riesgos de la tuberculosis y la desnutrición. Hasta puede hablar del cólera, que desterrado de Europa, sigue matando indios en Iberoamérica.

El contenido "la salud" no sólo se ha enfocado según lo que el medio reclamaba aquí y ahora -clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje- sino que ha derivado naturalmente en una experiencia de vida en la que los chicos han reconocido actitudes y distinguido valores. Pero, además, se han transversalizado contenidos y aportado temas que, sugeridos por ellos mismos, llevan a una arborescencia impensada: medicamentos, nutricionistas, vídeos, Internet, ordenadores, enfermedades, etc.

Por supuesto que esto que acabamos de ver podría haberse "enseñado" en un ratito explicando lo que es un hidrato de carbono o una proteina y protestando ante el alcalde para que ponga agua corriente y cloacas en el barrio.

¿No sería igualmente interesante estudiar historia de esta manera? ¿No sería halagüeño para los chicos descubrir los "adentros" de un Felipe II a partir del Cristo Blanco o las taraceas con que se lo obsequiara? (¿Por qué una escultura o una taracea?) ¿O las crisis financieras que sobrevienen durante su reinado explicando la usura a la que lo someten los Grimaldi, prestamistas de aquel entonces ? (¿Por qué acudir a un prestamista?) ¿O leyendo alguna crónica de su reinado en la que se habla de que en "la villa de El Escorial se confunden bestias con hombres", tal es la miseria? (¿Por qué no se ocupaba el rey renacentista de esos pobres infelices? ¿O la impresión ilegítima de los libros del nuevo rezado que se hacía en el Alto Perú, en América? ( ¿El inicio del robo de los "derechos de autor"?

¿No incentivaría esta metodología a los jóvenes con mayor interés que enseñar quien era Cellini, las Guerras con Flandes, el brillo de la Corte o que los Jerónimos imprimían los nuevos libros en el monasterio? ¿No los obligaría a un porqué que ellos mismos deberían contestar?


 Bajemos a la trinchera, maestros (II)

¿Una libertad teñida de garantías?
 por Carlos A. Trevisi

El ordenamiento legal establece que la libertad de cada uno termina donde comienza la de los demás. En ese sentido, la  ley es el marco regulador de las relaciones entre los ciudadanos; marca los límites; es seguridad, razón, taxonomía, cantidad.
La libertad, sin embargo, fuera del ordenamiento legal, trasciende lo meramente relacional para dispensar el encuentro, el acto desalienante por excelencia, "el instante de suprema lucidez que somos capaces de alcanzar los hombres" (José Isaacson). La auténtica libertad consiste, así, en la creatividad espontánea con que una persona o comunidad realiza su verdad, es fruto  de una fidelidad sincera del hombre a su propia verdad.
La libertad es conciencia, es el adentro-verdad; es diálogo, comprensión; comunión; solidaridad, exigencia, amplitud, reflexión, apertura, pasión, justicia... La libertad devela, esclarece, amplía, invita; es incierta, incómoda; está más allá de la ley. En este contexto la libertad no sólo no se acota sino que se amplía en el encuentro con otras libertades; la insignificancia de uno en libertad deviene en la grandeza de una comunidad en libertad.
La ley vela, oscurece, limita, obliga; es sólida, confiable; certera, confortable: nos dice  lo que no debemos hacer y hasta lo que debemos.
Siendo que las comunidades apelan a su conciencia y las instituciones a la ley , corresponde a los gobiernos, depositarios de aquélla  y garantes de ésta,  disipar los temores de una subyacencia de recelo con respecto a la libertad y a las iniciativas de la comunidad. En tal cumplimiento, exhibirán actitudes políticas francas, alejadas de toda sospecha de indiferencia para con  situaciones humanas concretas, o de intencionalidad en la creación de un mundo abstracto con valores  desconectados de la realidad.
Aunque la sospecha incumbe por igual a  la ley y a la conciencia, en el marco de la ley, que garantiza las libertades individuales y se reserva la condena por actos ilícitos, la sospecha abre un camino a seguir, acaso uno más, para  garantizar la justicia  de su accionar y poder condenar o exonerar con certezas.
En cambio, en el ámbito de la conciencia,  la sospecha  es el punto de inflexión a partir del cual asumimos que se resquebraja el andamiaje ético de los valores que hemos elegido, que se posponen las metas que nos hemos impuesto, que se tuercen los procedimientos.
Cuando es  así, y está sucediendo en nuestra educación,  en salvaguarda del proyecto, la conciencia colectiva denuncia el malestar y nos pone a los maestros bajo sospecha.
¿Dónde estamos parados , maestros, en  la libertad que nos garantiza la ley o en la libertad  del adentro-verdad?  Porque si es en la "legal" ,  nos asistirán razón y seguridad, pero si en la "auténtica" , en la que una persona o comunidad realiza su verdad,  nos asistirá la  fidelidad sincera del hombre a su propia verdad.
¿Por qué caer bajo sospecha?¿Es que no eres persona antes que maestro?  ¿Es que tu compromiso con la vida es gozar de los beneficios que te otorga la ley porque te sientes atado de pies y manos y en el juego de la "auténtica libertad" perecerías en soledad? Oye, maestro, que tú  eres entraña de conquistadores que quemaban sus navios en América, de las ironías de Lope, de  la grandeza del Quijote y del realismo de Don Sancho; de Dalí,  de Picasso y de Gaudí; de Rosalía de Castro y de García Lorca; de Ramón y Cajal, del 2 de Mayo, de un imperio donde nunca se ponía el sol, de Unamuno... ¿Te enteras?
"Luchar ! Luchar, y ¿cómo? ¿Tropezáis con uno que miente? Gritarle a la cara:  "mentira! , y  adelante! Tropezáis con uno que roba? Gritarle: ladrón !, y adelante ! Tropezáis con uno que dice tonterías?, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: estúpidos,  y adelante ! Adelante siempre! " (D.Miguel de Unamuno, "Vida de Don Quijote y Sancho")
Así habrás puesto en acto tu adentro-verdad  y habrás cumplido con tu conciencia.


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