Castrati
El Papa
viaja a Sidney para celebrar la Jornada de la Juventud.
La
polémica surge en Australia al reabrirse el caso de un sacerdote que...
más de lo mismo
Cuando
mis curas amigos me decían, hace años ya, que el compromiso de un cura era
mayor que el de un militante, me permitía discrepar. Ese es uno de los
problemas que tiene la Iglesia: pensar que sus curas son distintos (y mejores)
que el resto de la militancia. La realidad indica que la cuantificación de
curas degenerados (fuera del género) es terriblemente alta respecto de aquella
del resto de la humanidad. El Papa anda por el mundo pidiendo perdón por sus
curas. A nadie le importa. A los militantes porque los avergüenza, a los
"outsiders" porque no les extraña y a mi porque, en verdad, mientras
sigan buscando curas por necesidades administrativas, creo lo único que pueden
recoger es esto que está a la vista: sacerdotes autoritarios, degenerados,
sometidos a la contranatura de las imposiciones. He conocido decenas de
sacerdotes; los mejores terminaban abandonando los hábitos, escapándose a
otras religiones -la Iglesia Anglicana sobre todo- o suicidándose.
Mal va
la cosa, Señor Papa.
Y tanto
peor cuánto su reinado no se anima/ quiere/sabe/puede/intenta abordar una
realidad lacerante: acaba de manifestar en el corazón de las miserias más
atroces que puede padecer un ser humano -África- donde habitan casi el 70
% de los sidóticos del mundo, que no se debe usar el condón.
Se
podría respetar su forma de pensar como se respeta la de cualquier otro si no
fuera que lo anima un delirio ancestral por tener protagonismo en vidas y
haciendas con una permanente invasión de jurisdicciones que no le son propias.
¿Por qué aparta Ratzinger a la militancia de la Iglesia? ¿Es que no sabe que la
Iglesia es apenas el refugio de los desesperados y de los que quieren lucir el
boato de una boda?
Vaya uno
a saber. Lo que sí está claro es que los que lo siguen dan una prueba
inequívoca de inocencia y sumisión que espanta. Parecen títeres con una sonrisa
sin gracia dibujada en un rostro inexpresivo que sólo se sincera cuando
protesta airadamente contra los que no piensan como ellos.
No he
leído ni escuchado a la jerarquía eclesial del Episcopado Español emitir
ningún comentario acerca de los 4.000.000 de desocupados, de su desesperación
para poder dar de comer a sus hijos, de las causas que la motivaron, ni
nada por el estilo. Los he visto, sin embargo, en los telediarios y en los
periódicos intervenir en temas tales como la materia Educación para la
ciudadanía, matrimonios entre homosexuales, aborto, y mil cosas más que
son de exclusiva incumbencia de la política. ¿Por qué será?
Recientemente un obispo argentino fue fotografiado en una playa
mejicana arrumaco va, arrumaco viene con un apuesta dama, mientras gozaban de
las olas y de la flotabilidad de la mar salada. Sus orimeras declaraciones -las del obispo, claro-, fueron que la dama
en cuestión era una amiga de la infancia y que lamentaba el equívoco que su
imprudencia pudiera haber... etc., etc., etc. Cuando se destapó la olla, uno o dos días después, renunció a
todo - a ser obispo, a ser cura-, (menos a ser persona, algo que sus alforjas de cierre incierto habían dejado caer en su camino hacia la hipocresía)
Lo que
más indigna no es que el cura tenga una
amante, de lo cual puede hasta arrepentirse: indigna que MIENTA, que después
de haber sido visto en una actitud que ensombrece su investidura haya
pretendido salvarse MINTIENDO. COBARDE, MEZQUINO, TRAIDOR DEL MENSAJE QUE HA
TRANSMITIDO DURANTE AÑOS Y AÑOS. FALSARIO INESCRUPULOSO.
Nunca olvidaré aquello que me dijera un católico entregado a su fe:
"yo soy amigo del Papa y el Papa es mi amigo" mientras defraudaba a la
comunidad quedándose con dineros que no le pertenecían.
EL CULTURAL DE LA SIERRA (ÍNDICE)
SAY IT NOW
No hay comentarios:
Publicar un comentario